Constitución Española 1978
La campaña del referéndum
Tras las primeras elecciones democráticas de junio de
1977, la prioridad de las Cortes declaradas “constituyentes” consistió en
elaborar una Carta Magna que sustituyera a las Leyes Fundamentales franquistas.
La tarea no fue fácil, si bien el texto final, a diferencia de otras Constituciones
anteriores, se obtuvo gracias al consenso de prácticamente todas las fuerzas
con representación parlamentaria. Sin ser el resultado ideal propuesto por cada
parte, sí supuso un punto de encuentro –que empezó meses antes con los
llamados Pactos de la Moncloa
(1977)–capaz de encauzar la democracia hacia delante en momentos delicados por
la crisis económica, la ofensiva terrorista y las amenazas golpistas
involucionistas.
A diferencia de las convocatorias electorales, en
donde los partidos compiten con campañas propias más coloristas, las campañas
por el “Sí”, el “No” o la abstención de los refrendos obligan a mensajes más
sintéticos. Además, la consulta del referéndum de 1978 tuvo sus peculiaridades.
Tras la abrumadora aprobación del texto por parte de las Cortes (258 diputados
a favor, dos en contra y doce abstenciones) se dio por hecho el triunfo del sí
en las urnas. Salvo excepciones, los partidos no se implicaron excesivamente en
ella. Aun existiendo una importante polarización política, los medios de
comunicación optaron por el consenso y se inclinaron por defender como
necesaria su aprobación.
En esta particular exposición de homenaje a la Constitución de 1978,
se trata de rememorar nuestras calles a la vista del transeúnte y del votante.
Se expone una selección plural de carteles, pegatinas y panfletos originales de
entonces que “decoraron” las ciudades en un momento crucial de nuestra reciente
historia. En la calle, los mensajes eran mucho más variados y aun así hubo bastante apatía. El triunfo del “Sí” no se
correspondió con el mensaje plasmado en las paredes de la vía pública, donde el
“No”, defendido por organizaciones con ideologías contrapuestas, e incluso la
abstención tuvieron en general más presencia.
La campaña institucional de llamamiento al voto fue
intensa y sobria, con mensajes que resaltaban la importancia histórica del
voto, la unanimidad y el consenso del nuevo marco constitucional. Frases como
“Tu voto es tu fuerza”, “Un voto vale más que mil gritos”, “Para 36 millones de
españoles” o “Contra nadie, a favor de todos”, fueron impresas en los cuatro
idiomas del estado. El mensaje se reforzaba con la firma del logo-sellado “6
de diciembre, día de la
Constitución ”, que resalta la cita en las urnas y la fiesta
democrática que supone. Finalmente votó el 67,11% de los electores del censo,
que comprendía por primera vez a los mayores de dieciocho años.
En cuanto a las posturas de los partidos, la Unión de Centro Democrático
(UCD), en el gobierno, se volcó, como era lógico, por el “Sí”. Su campaña, al
igual que en las elecciones de 1977, se apoyó principalmente en televisión,
radio y vallas, y sobre todo en las carismáticas intervenciones de Adolfo
Suárez. La presencia en la calle se resolvió con dos modelos de carteles que se
hicieron omnipresentes en los barrios de clase media de las ciudades. Con una
estética institucional y tiradas que superaron el millón de ejemplares, en su
mensaje hacía hincapié en la democracia y la concordia como sus principales
valores. Además, UCD publicó un decálogo con las diez razones para el “Sí”.
Por parte del Partido Socialista Obrero Español
(PSOE), el apoyo al “Sí” fue contundente (como muestra la fuerza del puño y la
rosa-Sí), aunque con menos medios. Una vez asumido el rechazo en las Cortes a
su inicial propuesta republicana, el PSOE, con Felipe González a la cabeza,
apostó claramente por el “Sí” y realizó, junto a la UGT , decenas de actos
culturales y explicativos.
Alianza Popular (AP), dividida tras sus flojos
resultados electorales y los posicionamientos dispares de los grupos
integrantes de la coalición ante el texto constitucional, no sacó finalmente
ningún mensaje o cartel (de ahí su ausencia en esta exposición). Cierto es que
la defensa del “Sí” fue contundente por parte de Manuel Fraga, quien llegó a
afirmar que una intervención televisiva que efectuó por aquellas fechas
conseguiría un millón de votos a favor. Otros grupos de la coalición mantuvieron
sus reservas frente al articulado del texto.
El Partido Comunista de España (PCE), liderado por
Santiago Carrillo y no exento de tensiones internas, apoyó el “Sí”. Identificó la Constitución con la
democracia avanzada y la reconciliación nacional. Su militancia fue activa sobre
todo en los barrios populares de las ciudades. Asimismo, otras escisiones
comunistas, más minoritarias, como el Partido del Trabajo de España (PTE) y la Organización
Revolucionaria de los Trabajadores (ORT), optaron, en este
caso a última hora, por el “Sí”.
Con el apoyo de los grandes partidos parlamentarios,
el voto favorable alcanzó un abrumador 87,8% de los votantes (59% del censo).
La postura del “No” acabó recogiendo un escueto 7,84%
de los votantes, procedentes en su mayor parte de posiciones conservadoras. En
las organizaciones franquistas, la postura unánime fue la del “No”. De las
imprentas del diario El Alcázar, periódico de los excombatientes,
salieron cientos de miles de mensajes resaltando el apocalíptico futuro que
esperaba a España si se aprobaba la nueva Constitución. Tales mensajes
subrayaban los peligros del divorcio, del separatismo y del ateísmo que
entrañaba, según ellos, el nuevo texto que sustituiría a las Leyes
Fundamentales.
También muchas de las variopintas organizaciones de
la izquierda extraparlamentaria, sin escaños pero aún con presencia en la
calle, apoyaron la postura del “No” (Liga Comunista Revolucionaria [LCR],
Partido Comunista de España-Marxista-Leninista [PCE-ML], Herri Batasuna [HB])
y, en otros casos, se decantaron por la abstención o incluso el
boicot. Sus mensajes eran claramente republicanos o reprochaban el insuficiente
reconocimiento de las “nacionalidades históricas”.
La postura de la abstención fue defendida por grupos
de extrema izquierda, algunos grupos nacionalistas, como el PNV, y diversas
organizaciones feministas. El 32,8% del electorado se abstuvo de participar en
la consulta, por errores técnicos del censo, indecisión, apatía, causas
políticas (País Vasco, con un 54,9% de abstención, principalmente del
PNV) o quizás por dificultades geográficas (Galicia, con un 49,3%). Se calcula
que la “abstención política” rondó entre un 8% y un 15% del censo. Hay que
añadir, además, que un 3,54% de los votos fueron en “blanco”, y un escaso 0,75%
se consideró “voto nulo”.
Treinta años después, desde diversos sectores, se
hacen nuevas propuestas para mantener, reformar o cambiar la Constitución de 1978.
Con independencia de la justificación y perspectivas de éxito de estas
iniciativas, es innegable que durante tres décadas la Constitución de 1978 ha ofrecido un marco
de desarrollo y convivencia democráticos para la gran mayoría de los ciudadanos.
En esta exposición se propone rememorar aquellos intensos días de la
transición, desde la ciudadanía, desde la calle como espacio de todos. Por ello
se refleja la polarización socio-política de entonces en el contexto de la
libertad de expresión.
Ramón Adell Argilés, Profesor Titular de Sociología
(UNED)
Coordinador de la Exposición
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